Entrevista exclusiva desde Zaragoza —Como conclusión, qué digo? --(Se ríe cómplice). Nada, nada de nada... Te repito: yo no tengo ningún inconveniente en incorporarme a la Selección Argentina… Ningún inconveniente... Es más, si ahora vinieran de nuevo de Paraguay a proponerme ser el arquero de la Selección de mi país, yo le pondría reparos. Habría que hablar mucho, pero a una convocatoria de Bilardo ninguna... Yo quiero a la Argentina y quiero a su Selección... Pero no hay nada... —No te creo... A lo largo de toda la charla siempre has mantenido una sonrisa cómplice, como si no pudieras contarme lo que sabes... --No, no me llamó Bilardo. . . En serio te lo digo. . . Creo que lo he visto dos veces en mi vida. Una vez nos cruzamos en el aeropuerto de Asunción y nos saludamos... Me parece un tipo serio... No me llamó; él no puede llamarme sin antes saber si yo voy a aceptar o no... Pero ya que has venido hasta Zaragoza, voy a sincerarme con vos: algo sé… Estiró su casi metro noventa en el mullido sillón de su amplio departamento de calle Doctor Cerrada 7-13 y, por fin, luego de un hora de charla de cualquier cosa, decidió decir lo que sabía... --¿La verdad? Cuando me lo preguntaste por primera vez, no me extraño. Lo que ocurre es que yo no puedo decir nada, pero he sentido rumores. Los sentí antes de venir a España y los sentí ahora cuando estuve durante las Fiestas en la Argentina. Quiero que quede claro que en ningún momento hablé con Bilardo, para nada. La primera noticia sobre la Selección la tuve en River, en la concentración. Fue conversando con Ruggeri. Me hizo unas preguntas y me contestó que Bilardo quería hablar conmigo, justo la semana que yo me vine para acá, en agosto. Enseguida imaginé que si quería hablar conmigo, era para convocarme al equipo, pero a lo mejor también quería preguntarme algo. . . Una cosa es que él quiera verme y otra muy distinta que me llame para jugar, pero claro mi ilusión sería integrar la Selección Nacional y eso me hace pensar que me quiere. La otra pista me la dio un encuentro casual en Ezeiza con el dirigente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Eduardo Deluca. Me dijo algo que me dejó con dudas. Me preguntó si reglamentariamente podía integrar la Selección Argentina en caso de que me llamaran... Esa pregunta, unida a la conversación con Ruggeri, le dio más manija a mis ilusiones de ser uno de los arqueros argentinos en el Mundial. —¿Y reglamentariamente, podes jugar? --No sé... Yo integré la Selección de Paraguay en el Sudamericano Juvenil de 1985 que se clasificó para el Mundial de la Unión Soviética. Salimos segundos... Pero no fui al Mundial porque me vine para San Lorenzo. Renuncié a viajar. Era amateur, tenía sólo 19 años... Es mi única participación con la Selección de Paraguay. No creo que haya problemas, pero ése es un tema para averiguar. No conozco el reglamento... Ah, pero ahí surge otro indicio de que algo se habló de mí como arquero de la Selección Argentina... —¿Por qué? --Porque vinieron a verme para que integrara la Selección de Paraguay. Vino Manera, que es íntimo de Bilardo, y después de la reunión me dijo: “No te olvides de que si no jugas para Paraguay, no podrás hacerlo para ninguna Selección más, porque fuiste internacional en el Sudamericano Juvenil del '85". ¿Por qué me iba a decir eso, si no es porque ya sabía las intenciones de Bilardo? En fin... Esas son las puntas que conozco, nada más... Y lo de la parte reglamentaria, no tengo ni idea… —¿Cambiarías tu nacionalidad? --Por supuesto. Si lo único que me falta es el pasaporte. Tengo todo argentino: la cédula de identidad, los papeles… Soy un argentino más. En Buenos Aires me dieron todo. Llegué siendo un “Don Nadie" y ahora todos me reconocen... En Asunción nadie sabe quién soy… En Buenos Aires me quieren, me miman... Durante las Fiestas pasé unos días inolvidables... Caminaba por la calle y todos me gritaban: “¡Vamos, Fiera, tenés que volver a San Lorenzo!” “¡Volvé a River, por favor, volvé a River, que te necesitamos!" Fue una inyección de afecto y de cariño que me hizo muy bien... Creía que se habían olvidado de mí y me encontré con que se acordaban. Nunca imaginé que San Lorenzo y River tuvieran tantos hinchas... Lo que más extraño es esa calidez de la gente... Eso es propio de la Argentina. No se da en ningún otro lado del mundo... Aquí, en Zaragoza, estoy muy bien. Me va fenomenal en la parte deportiva, y para que voy a hablar de lo económico, pero todo es muy frío, muy profesional... Acá llegas, entrenas y te vas para tu casa. No haces amigos... No es como en Buenos Aires, que cualquier día es bueno para juntarte en un asado. No sabes cómo extraño las reuniones de San Lorenzo, cuando estaba Nito Veiga o, ahora, con el Bambino. Dos técnicos fuera de serie, en lo humano y por el conocimiento del fútbol. —¿Y tú paso por River? --Fue un dolor y algo que tengo atragantado. Pero es una espina que me voy a sacar algún día. Quería jugar ahí, yo quería triunfar... Pero lo voy a hacer, estoy seguro. Tengo recién 23 años y mucho tiempo por delante... Mi meta es River, porque además tengo que demostrar que se equivocaron al dejarme ir… —¿Quiénes se equivocaron? --No sé. . . Pero si tanto me querían, podrían haber hecho fuerza para que me quedara. Ese equipo estaba para campeón... Pero se desarmó casi antes de debutar. Me fui yo, se fueron Ruggeri y Alzamendi... Hay cosas que no entiendo. —José Luis, hay una pregunta que se cae de madura: ¿Si vas a la Selección, cómo te vas a portar? --(Ríe). Yo siempre me porté bien... —¿Te nombro? Marangoni, Alonso... Franco Navarro, la barra brava de San Lorenzo… --No, pará... Pará... Lo de Marangoni en la Copa de Oro de Mar del Plata y lo de Alonso ya te lo expliqué en Buenos Aires... No te olvides de que yo llegué a San Lorenzo y no me conocía nadie. Era un pibe lleno de sueños. A la semana de estar en un país extraño, estaba jugando de titular de San Lorenzo frente a Boca, Independiente y River con figuras conocidas en todo el mundo. Era la oportunidad para que me conocieran. “entonces elegí a Marangoni para molestarlo y también elegí al Beto Alonso. Marangoni reaccionó mal, pero después lo hablamos y quedamos en buena relación. Con el Beto, también… Lo único que le dije a Maranga es que si tiraba para la izquierda, se la sacaba. Me llamó atrevido, me quería matar. Al Beto le dije lo mismo, pero como era más frío, no reaccionó y me clavó el penal donde no podía llegar nadie. Después me dijo: "Sácala ahora". Pero me felicitó: “Está bien, pibe, está bien, el fútbol es para vivos y para hombres". Esos dos hechos me hicieron fama, que al final es lo que yo quería. Me empezaron a respetar. Yo te pregunto ahora: ¿Si no lo hacía, qué hubiera pasado? Seguro que muchos me llevaban por delante. En cambio, dijeron: ojo con ése que es loco... Me gané la fama, pero soy buen tipo. —¿Y con Franco Navarro? Casi se queda sin tabique nasal... --Esa fue una jugada desgraciada. Él tuvo que hacerse a un lado. Pero me atropelló y pagó las consecuencias. Sigo insistiendo que son cosas del fútbol. Jamás voy con mala intención, jamás. Son cosas del juego... Aquí en España los delanteros saltan cuando ven al arquero con la pelota, no atropellan. Saben que pueden pagar las consecuencias... —Todavía quedan nombres en la lista... --¿Qué, la pelea con la barra brava de San Lorenzo? Eso ocurrió exclusivamente por defender a un compañero. Fue por defender a Perazzo. Muy bien me podría haber quedado callado en esa oportunidad, pero no puedo aguantar que a un compañero mío lo agredan... Y esos señores vinieron a agredir a Perazzo y a Giunta, que fueron los que hablaron con los dirigentes por los premios... Yo no estaba de acuerdo con lo que iban a pedir, pero como hubo mayoría acepté que lo solicitaban... Y asumí las consecuencias. Después llegaron al vestuario el Poli, el Madera y todos los demás, y los insultaron de arriba abajo y nadie reaccionó. Entonces salté. No pude aguantarme... Por eso me dolió después que Perazzo dijera que era a mí a quien no querían en San Lorenzo. Es una mentira. Yo me jugué la vida y mi carrera en ese incidente... Porque si no es por el profesor Weber, lo mato al Madera. Lo tenía agarrado del cuello y no me daba cuenta que lo estaba dejando sin respiración... Yo salí en defensa de Perazzo y él me pagó muy mal... Pero, en fin, es otra lección que aprendí: no me meto más donde no me llaman... —¿No tuviste problemas? --No... Yo valgo tanto y pido. Si quieren arreglar, arreglan; si no, a otra cosa. Y si arreglo, exijo que se cumpla. Punto. Lo hice en el peor momento de San Lorenzo y ya lo había hecho en River. Obré de igual forma cuando llegué al Zaragoza. Voy, arreglo y listo. No embromo más hasta que no se termine lo firmado... No tengo representante, ni padre, ni amigos, que traten lo mío. No los necesito. Voy solo. Ahora, un intermediario le ofreció al Zaragoza 1.500.000 dólares para colocarme en el América de Cali y otro tanto a mí. Dije que no. No necesito de intermediarios. Además, creo que mi lugar está ahora en España. Después, quizá Italia, porque algo hay, o si no, el regreso a River... —José Luis, volvamos al tema de la Selección... --¿Y por qué no? Creo que no sería el tercer arquero... Sería un jugador más del plantel. Estoy seguro de que si Bilardo habla conmigo no es para ponerme un rótulo. No. Es para que me integre como uno más... Por eso te digo que si me llama, no habrá problemas... Pienso, eso sí, que el número uno por derecho propio es Pumpido. Se lo ha ganado. Nery es un excelente arquero al que respeto mucho. Es un súper profesional… Acá, en España, la sigue rompiendo... Además, es un ejemplo. No sé cuántos podrían haber vuelto a la actividad luego de la lesión que tuvo en la mano. Pero él, calladito, trabajo y ahí está. Nery es indiscutible. —¿Islas? --Un buen arquero... Que no se hable conmigo, no tiene nada que ver. Tampoco se habla con Pumpido... Sería una relación profesional, como debe ser... Primero, hay que saber si Bilardo me quiere; segundo, si reglamentariamente puedo jugar en la Selección Argentina, y tercero, ya incorporado, si rindo lo que él puede llegar a exigirme... Aunque ése es el único punto que tengo claro: si me llama, si puedo ir, estoy seguro de que no se va a arrepentir, encontrará en mí a uno de los mejores arqueros del mundo. —¿Tanta fe te tenés? --¿Sabés lo que fue jugar en San Lorenzo apenas llegué a la Argentina? ¿Sabes lo que es jugar hoy por hoy en el Zaragoza? Y, sin embargo, nunca me fueron mal las cosas... ¿Cómo entonces me puede ir mal en un equipo donde están Diego, Ruggeri, Batista, Pumpido...? Es un equipo para divertirse... Por eso te repito: ya vinieron de Paraguay a buscarme y dije cuáles son mis condiciones para decir que sí. Manera las tiene bien clarito. Conozco ese medio y sé lo que hay que pedir... Ahora, si Bilardo me llama y puedo ir, mañana mismo me tomo el avión... ¿Qué problemas puedo tener con Carlos y con Grondona? Ninguno, son dos señores... —Entonces, hasta la próxima, ex paraguayo... --No, pará... pará... Hasta ahora son especulaciones y deseos... A lo mejor Bilardo quiere hablar conmigo para que le pase algún informe... puede ser... ¿No dicen todos que es un técnico muy estudioso? Lo dejé con una amplia sonrisa, haciéndose mimos con Marcela, otra de las cosas que le dio Argentina: el amor. Tejiendo sueños: quizá Italia, el posible retorno a River, tal vez la Selección. Recordando a Nito Veiga, al Bambino Veira, diciendo que “Ortega Sánchez en España la rompería" y que “sólo Michel y algunos minutos de Butragueño me han sorprendido, los demás están por debajo del nivel argentino". Además que "Gatti merecía otro final por todo lo que representa"; que con el regreso "del Beto Alonso, el fútbol está de fiesta”. Dándole vueltas y más vueltas a una pregunta que se hace desde agosto: "¿Si tanto me querían, como no hicieron un esfuerzo y me dejaron en River? Ese equipo estaba para campeón". Contando alegre que cuando tiene un penal en contra, aquí en España, hace lo mismo que un momento hizo en San Lorenzo: “Voy y les hablo a quienes lo patean y me da resultado. Ya ataje dos así. Es que aquí no hay picardía como en la Argentina. No entienden que uno les hable". Sí. José Luis Chilavert hoy, 23 años --cumple 24 el próximo 27 de julio-- paraguayo de origen, argentino por decisión… Haz clic aquí para editar. ENRIQUE ROMERO
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Diciembre 2017
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