El Arquero paraguayo apunta sin titubear. (Don Balón EN ARGENTINA) José Luis Félix Chilavert vive el momento más trascendente de su carrera, gracias a sus goles y atajadas que lo encumbran como el mejor golero del mundo, según diversas publicaciones. Frontal y directo, nunca tuvo pelos en la lengua para decir lo que cree y siente justo, aunque en el camino vayan quedando heridos. El golero de negro con el Bulldog en el pecho tiene claro que sus días en Vélez Sarsfield están contados. Resoluciones judiciales que más suenan a vendetta lo harán marchar de Argentina. Desde que se revolcaba en su natal Luque, José Luis Chilavert siempre tuvo claro que deseaba triunfar en el fútbol. Dejar una huella, mostrar que con el 1 en la espalda también se puede hacer historia. A punta de goles de penal y tiros libres, y atajadas culminantes en instantes límites, Chilavert se fue construyendo un nombre que hoy asoma como leyenda. Sobre todo desde que se transformó en el primer arquero que anota un gol en las eliminatorias de una Copa del Mundo. Hoy su futuro está en Italia, luego de que el empresario francés Michel Basilevitch adquiriera su pase en 3 millones 870 mil dólares. Será su segundo paso por Europa, luego de su estada en el Zaragoza Chilavert sabe de sus condiciones y no se ruboriza para decir que es un grande del arco. “Toqué el éxito muy rápido, porque a los 19 años estaba jugando en Argentina y a los 23 en España. Y en el '92 llegué a Vélez Sarsfield, donde ganamos todo. Hoy soy más importante que Maradona en su propio país por lo que genero”. --Genera muchas cosas... --Sí, genero simpatías y odio. Genero odio porque soy muy frontal y no me gusta guardarme nada. Estoy tranquilo porque todo lo que hice en mi vida fue en base a sacrificio, nadie me regaló nada. --La sentencia en el juicio (tres meses de prisión e inhabilitación por 13 meses) da la impresión que es una vendetta por el gol que marcó a Argentina... --Es una venganza, acá hay personas que no pueden soportar que yo sea un paraguayo exitoso. “Sí, tengo miedo de que en un partido un tipo drogado me pegue un tiro por la espalda” --¿Por qué se produce? En Argentina hubo paraguayos que triunfaron, como Arsenio Erico, y la gente aún los idolatra... --Es indudable que fueron buenos jugadores, pero no tuvieron el éxito que yo tuve, la trascendencia a nivel internacional. Si leen El Gráfico, dicen “Arsenio Erico fue un grande de verdad, no fue un bocón como Chilavert”. Porque eran callados, sumisos, los manejaban como querían. Entonces no pueden soportar que un paraguayo triunfe acá y les diga los problemas que tienen ellos. Sin tapujos Chilavert, como cuando sostiene que su carrera en Argentina termino: “El ciclo mío en Argentina está cerrado, porque se ha generado un ambiente muy feo alrededor mío. Me siento orgulloso de ser paraguayo y triunfador. Ocurre que acá ya han metido de por medio el tema de la droga. Tiraron panfletos cuando jugamos con Argentina y en el partido con Racing, diciendo que yo trafico con drogas. Yo siempre voy a luchar contra la droga, porque es un mal que está haciendo estragos en la juventud. Entonces qué ocurre, los problemas que tienen, sus basuras, las tiran abajo de la alfombra. Yo no. Si un futbolista exitoso no dice las cosas graves que pasan en un país, se está haciendo cómplice de la situación, entonces ser frontal molesta en Argentina”. --Bernardo Neustadt, uno de los periodistas más importantes de Argentina, dijo que usted le confidenció temor a que le cambiaran los frascos en el control doping... --Más que cambiar los frascos, me preocupa muchísimo que el Presidente de la AFA (Julio Grondona) haya manifestado que Chilavert, si dijo eso, se tiene que tratar. Que estoy enfermo. Yo no soy enfermo. Si están tirando panfletos, tratándome de meter que estoy traficando con drogas, indudablemente esta es una organización muy fuerte, que me quiere tirar abajo. Yo tengo que tomar todos los recaudos posibles. Por eso hablé con el médico del club, que cuando estemos en el control antidoping, un frasco se quede de prueba para nosotros. Eso fue lo que pedí. No dudé de nadie, pero tengo derecho a poder buscar un respaldo. --¿Vive con miedo en Argentina? --Sí, tengo miedo de que algún loco, cuando cruzo la calle, me pase por arriba, o en un partido un tipo drogado me pegue un tiro por la espalda. Todo puede pasar, porque se manejan con total impunidad y aparte las personas que están metidas en cosas muy turbias, caminan tranquilamente por la calle y parecen personas honestas. Y las personas honestas parecemos delincuentes. “Navarro Montoya dijo que yo soy un Fiat 600. Le dije que él no existe” --La sanción ha sido extrajudicial y a la FIFA no le gusta que los problemas se manejen fuera de su terreno... --Sí, además que la Ley del Deporte sólo rige en Argentina. Lo que me extraña muchísimo es que el expediente y la sanción primero fueron conocidos por la prensa, no se enteraron los abogados ni yo. Es extraño también que el Fiscal hable por todos los canales de televisión haciéndose propaganda, y lo más grave es que dijo que yo soy extranjero. Quiere decir que es racista, que hay xenofobia, y da la casualidad de que me sancionan después del famoso gol que le marqué a Argentina. Usted habrá visto que cuando le ganamos a Boca y convertí el gol de tiro libre, MacAllister agarró una manguera de un bombero; Navarro Montoya le pateó un perro a la policía; y otro jugador hizo gestos a la tribuna para que insultara al árbitro. Eso es incitar a la violencia. Y la famosa ley, dónde está; o la patada voladora que me tiró Ruggeri. Por qué no actuaron. Aquí existe xenofobia, es una venganza. Además, me metí con Maradona. --¿Por qué esas polémicas? --Porque ellos primero me agreden. Maradona dijo que yo tengo que educar a los paraguayos, porque manifesté que los hombres que se dan besos en la boca son un mal ejemplo para los niños. Al meterse con mi país, lo tengo que defender. Navarro Montoya dijo que yo soy un Fiat 600. Le dije que él no existe. Y la bronca de Ruggeri es que yo le mandé echar de Vélez. --¿Cómo fue eso? --Cuando llegamos el '92, con Roberto Trotta, Ruggeri tenía su grupo, y a nosotros no nos hablaban. Cuando terminó el torneo, un directivo me preguntó por qué no salimos campeones. Y yo le dije que cómo iba a ser campeón si tiene jugadores que no tiran para el grupo, que sólo se preocupan de ellos. Me escucharon a mí, transfirieron cuatro o cinco, y ganamos todo. Chilavert tiene un sueño: jugar la Copa del Mundo. Y tras los primeros resultados de la ronda eliminatoria, da la impresión de que Paraguay tiene una buena opción. Chila es cauto. “Hoy todo el país está con la selección, estamos todos unidos, pero el Mundial está lejos”. --Ustedes han sacado ventaja jugando de visita... --Supuestamente Bolivia también iba a sacar todos los puntos en altura y empató con Perú. Los partidos hay que jugarlos. Voy a conversar con mis compañeros, porque de local se tienen que relajar y olvidarse de la gente, y ser protagonistas desde el inicio. --Hablando de protagonismo. ¿Cómo asumen sus compañeros que usted sea la figura y ellos tengan un rol secundario? --No pasa nada. Yo hablé con ellos y prefiero agarrar toda la presión, porque tengo una personalidad fuerte. Prefiero que ellos descansen, que pasen desapercibidos, aunque no lo logran porque son figuras. Ellos tienen claro que yo lucho por el jugador de fútbol. Por el empate con Argentina cobramos 15 mil dólares y el premio normal de nosotros era de tres mil. Por eso me quieren mis compañeros, porque lucho por el jugador de fútbol y pongo la cara donde sea por ellos. --¿Es el mejor del mundo? --Nunca dije que era el mejor del mundo. Yo hablé que siempre me considero el número 1, porque en cualquier profesión, si uno no se considera el número 1 no puede competir con nadie. Uno siempre debe tener el ego más grande que el otro, porque los demás no te van a elogiar, lo que quieren es que uno esté tirado en el piso. Yo tengo esta filosofía. Todo lo que he logrado en una cancha no lo pueden borrar con el codo. Si lo pudieran borrar, seguro que lo harían. “Mis grandes ídolos fueron dos: el italiano Dino Zoff, por su ubicación, porque hacía fácil las cosas difíciles; y el alemán Toni Schumacher, por su personalidad y agresividad”. DANILO DÍAZ
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Diciembre 2017
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