José Luis Chilavert vive la última gloria de su carrera en Peñarol. En una charla exclusiva con Clarín reconoció que inventó un personaje con cara de malo, pero que ahora sólo lo usa dentro de la cancha. Primera imagen en Montevideo. Los Aromos, en la zona de Barros Blancos, a treinta kilómetros del centro. El lugar de entrenamiento y concentración de Peñarol. Las doce del mediodía. Acaba de terminar la práctica. Una señora mayor, rodeada de cuatro chiquitos, busca a la figura imponente, maciza, inconfundible. “Chilavert, por favor, ¿se puede sacar una foto con mis nietitos?” Casi es un ruego. Chilavert accede enseguida y llama a otros dos históricos del plantel: Bengoechea y Rotundo. La abuela, emocionada, prepara la pocket y dispara. Y le agradece una y otra vez. Había que verles los ojitos a los nenes... Segunda imagen en Montevideo. Hotel Sheraton, en el residencial barrio de Punta Carretas, a metros de la Rambla. Ahí vive Chilavert desde junio, cuando firmó para Peñarol. La una del mediodía. Pablo, uno de los botones, cuenta: “Chila produjo una revolución en Peñarol y en el fútbol uruguayo. Acá hay buenos arqueros, pero él es otra cosa, es una estrella. Y nosotros no estábamos acostumbrados a las estrellas. Bengoechea era un Dios en Peñarol, pero ahora. Chilavert dividió la idolatría”. No es el único que hace esa lectura. Tercera imagen en Montevideo. La cafetería del Sheraton. Las siete de la tarde. Chilavert llega a la hora pactada. Cabeza rapada, buzo azul, jeans, celular y agenda electrónica. La mirada fija en el interlocutor, el saludo con la mano firme, el gesto cordial. Pide un cortado y un jugo de naranja. Chilavert y Clarín, a solas. —Parecés más calmo, más aplacado, más diplomático. ¿Hay otro Chilavert? (Primero se ríe, después contesta) --Estoy en el lugar ideal, que es Peñarol, un grande del fútbol mundial. Y en una ciudad fantástica como Montevideo. Los uruguayos me respetan y me quieren mucho desde hace tiempo, cuando empecé a hacer beneficencia, ayudando a gente de escasos recursos. Me siento bien, tranquilo, sin problemas. En Buenos Aires tenía que hacer declaraciones polémicas, porque con la cara de malo que tengo no podía dármelas de bueno... (Larga la carcajada). Era también una estrategia de marketing. —Aquello que me dijiste alguna vez: “No me interesa que hablen bien o mal de mí; sólo me interesa que hablen”... El personaje inventado. --Exacto. —¿Ese personaje murió? --No, el personaje sigue intacto. Pero dentro del terreno de juego. Lo importante es saber separarlo y utilizarlo cuando uno lo cree oportuno. Así me va bárbaro. Mantengo una línea de conducta, trabajo, me cuido en la vida privada. Por eso, a los 38 años sigo jugando en el alto nivel. Y no me la creo, como no me la creí nunca. Jamás me olvido de mis orígenes. Nací en una cuna muy modesta y con gran esfuerzo llegué a mi buena situación actual, aunque no soy millonario como algunos piensan. Sigo luchando todos los días y no me alejo de la gente humilde. El éxito no me mareó, pese a que tuve que pelear contra la envidia de muchos. Siempre repito una frase: “La envidia es el impuesto al éxito”. —¿Por qué elegiste Peñarol? --Tenía dos chances: Inglaterra y Qatar. Lo analicé con mi esposa --ella es fundamental en mi éxito deportivo-- y decidimos quedarnos en Sudamérica. Hace tres años que Peñarol me buscaba. Y acá estoy: encantado de la vida. — ¿Avanza tu idea de colgar los guantes a fin de año? --Sí, manejo esa posibilidad cada vez con mayor firmeza. Hay que saber dejar a tiempo. Y si es con la gloria de ser campeón con Peñarol, mejor todavía. El presidente (José Pedro) Damiani me quiere convencer de seguir seis meses más, hasta junio de 2004, pero la intención del retiro está muy latente. Quiero disfrutar más de mi familia. —¿No le tenés miedo al día después? --Para nada. Y no le tengo miedo porque me vengo preparando desde hace mucho para afrontarlo. Hay jugadores que se dejaron llenar la cabeza por los periodistas, que fueron endiosados, y después, cuando se retiraron, no sabían qué hacer con su vida de personas comunes. A mí eso no me va a suceder. Yo siempre tuve los pies sobre la tierra. —¿No pensás en un retiro en Vélez? --Todos saben lo que siento por Vélez. Y por personas como Raúl Gámez, Ricardo Petraca, Héctor Gaudio, Eduardo Mousseaud, Norberto Scipione, Reinaldo Baisplelt, toda gente a la que respeto y admiro. Con ellos conseguimos todos los títulos. En un momento, Raúl (Gámez) me vino a hablar para volver, pero le contesté que no quería tapar a arqueros como Leyenda y los otros chicos que están en el club. Veremos en el futuro... Pero me parece que mi regreso es más probable como manager o como técnico que como jugador... —¿El retiro viene como lo imaginabas? ¿0 hubieses preferido que fuese con más gloria, con más ruido? --El final va a ser como cuando llegué al fútbol: sereno, normal. No me llama la atención hacer eventos fastuosos, como una despedida, en beneficio de uno mismo. Siempre preferí darle yo cosas al hincha antes que sacarle. Sé que ellos disfrutaron con lo que hice en las canchas. —¿Te quedó alguna asignatura pendiente? --Jugar la final de un Mundial. Y ganarla, claro... Estuvimos cerca en Francia y en Japón-Corea, pero nos faltó una dosis de fortuna. Me quedo con el aprecio inmenso del pueblo paraguayo, que sabe que dejamos el alma para alcanzar ese objetivo. —¿Te arrepentiste de algo? --No. He hecho declaraciones duras en contra de colegas, pero nunca fracturé a un rival como para arrepentirme. Sí estoy molesto, todavía hoy, por todo el show que armó la Justicia argentina por aquel incidente en el Gimnasia-Vélez del 94, en La Plata. Estuvieron involucrados un juez, un fiscal, el árbitro. Yo no tuve nada que ver y me metieron en el medio. Ahí me di cuenta de que en Latinoamérica, no sólo en la Argentina, los pobres están indefensos ante la Justicia. Fíjate que los banqueros que se quedaron con el dinero de la gente siguen caminando lo más tranquilos por la calle... Cuarta imagen en Montevideo. Las nueve y media de la noche. Lo viene a buscar Eduardo Pereira, ex arquero de Independiente y miembro de la mutual de futbolistas uruguayos. La charla se interrumpe hasta el día siguiente, a las tres y media de la tarde. —¿Así que vas a ser técnico o manager? --Es lo que me gustaría. Hice el curso de técnico a los 30 años para no perder tiempo... —¿Cuál es el porcentaje de importancia que le das al DT y cuál a los jugadores? --Al técnico, el 10 por ciento. Es fundamental en la disciplina táctica y en la disciplina interna. Después, todo lo otro lo define el jugador. Hasta el sistema a utilizar, porque el técnico depende de los futbolistas con que cuenta para saber a qué puede jugar. —Amadeo Carrizo inventó el arquero-jugador. Y vos inventaste el arquero-goleador... --Sí, es la realidad. Yo hice historia en el fútbol. Nunca me olvido de cuando me dieron en Alemania el premio al mejor arquero del mundo. Dino Zoff me vino a felicitar, pero me anticipé y le dije: “Yo tengo que felicitarlo a usted porque es mi ídolo”. Y él me respondió: “No, yo fui bueno, pero vos le diste jerarquía al puesto de arquero. Hiciste algo distinto: convertiste goles”. Fue muy lindo. —¿Cómo creés que te recordará la gente? ¿Cómo un ganador, un polémico, un irascible, un soberbio, un elegido? --Como un ganador polémico. Mi tumba tendría que decir: “Aquí yace una persona que logró todo lo que se propuso en el fútbol”. Ah, y que nunca pasó inadvertido... Quinta imagen en Montevideo. En la calle, los hinchas de Peñarol lo veneran y los de Nacional lo respetan. Acá, en Uruguay, Chilavert es Gardel... PUNTO DE VISTA por JULIO MARINI Cambiar sirve Cuando los arqueros suman años, acumulan revolcones, ganan en experiencia y hasta atajan mejor. Seguro que a Chilavert le pasó algo así. Los hombres, cuando suman años, a veces cambian y a veces se sinceran. En la entrevista, el arquero paraguayo dijo que inventó un personaje, algo que muchos supusieron siempre. Pero en su caso, el personaje producto del marketing llegó a ser casi como el doctor Jeckill y Mr. Hyde. Hoy, al final del camino se ve: eso generó polémicas y dio que hablar, pero no lo hizo mejor arquero. ¿Sirvió, entonces? EL PERSONAJE NOMBRE Y APELLIDO: José Luis Félix Chilavert. FECHA DE NACIMIENTO: 27 de julio de 1965 en Luque, Paraguay. DEBUT EN PRIMERA: 17-2-85, en San Lorenzo 4. Otamendi (Mar del Plata) 0. TRAYECTORIA: Sportivo Luqueño y Guaraní (Paraguay), San Lorenzo, Zaragoza (España), Vélez, Racing de Estrasburgo (Francia) y Peñarol (Uruguay). GOLES CONVERTIDOS: 60. 48 en Vélez, 8 en la Selección paraguaya, 2 en Peñarol, 1 en Zaragoza y 1 en Racing de Estrasburgo. TITULOS: 11. RECUERDOS DE AQUEL VELEZ CAMPEON DEL CLAUSURA 98 “Bielsa es el mejor técnico que tuve”. Como si estuviese debajo de los tres palos o parado frente a la pelota para patear un penal, Chilavert no duda a la hora de contestar quién fue el mejor técnico de todos los que lo dirigieron en su extensa y brillante carrera: “Marcelo Bielsa”, dice con contundencia. La afirmación tiene aún mayor valor si se recuerda que la relación entre el entrenador y el arquero fue muy tirante en los primeros tiempos de Bielsa en Vélez. Después, hubo un acercamiento y el diálogo entre los dos mejoró muchísimo. Y fueron campeones en el Clausura 98. En el extenso diálogo con Clarín, Chilavert se prende en la aún vigente polémica: ¿está bien que la AFA le haya renovado el contrato a Bielsa a pesar de la debacle en el Mundial 2002? “Claro que está bien, porque quiere decir que quienes conducen siguen confiando en él --asegura-- Bielsa es un hombre trabajador, honesto, muy inteligente. No tengo dudas de que puede revertir esta situación complicada, en donde la gente no lo apoya. La Selección argentina tiene todo como para jugar bien al fútbol”. Pasó el tema Bielsa. Y llegó el tiempo de hablar de las Eliminatorias sudamericanas. —¿Por qué no jugás para la Selección paraguaya? --Porque me considero una persona inteligente y no puedo tirar quince años de éxito a la basura. Las autoridades de la Asociación Paraguaya se manejan por amiguismo y obviamente no estoy de acuerdo con eso. El fútbol no es amiguismo; es profesionalismo. Lo lindo es que les dije en la cara al presidente (Oscar Harrison) y al vice que si seguían así, yo me abría de la Selección. Y ellos pensaban que me iban a hacer cambiar de opinión. Le pagan un salario mínimo al técnico (Aníbal Ruiz) y le forman el equipo. El ayudante de campo juega al golf con el vice en Camboriú. Y el médico es familiar del presidente... Encima, los empresarios lucran con la Selección: promocionan jugadores para después venderlos. Contra todo eso lucho solo, como luché toda mi vida... En la Justicia ¿Fue fracaso lo de Chilavert en el Racing de Estrasburgo? “Cuando llegué, el equipo estaba muy mal y descendió --relata--. Pero a los siete meses ganamos la Copa Francia: en la final, atajé un penal y metí el último. Y luego ascendimos. Yo no lo llamo fracaso. Ahora, en lo económico, el presidente del club hizo una maniobra para no pagarme lo convenido y anunció que yo había falsificado el contrato y su firma. Por suerte, Eduardo Mousseaud (ex titular de Vélez) fue testigo mío y avaló mis palabras. Hoy, el juicio está en la Justicia francesa”. CHILAVERT Y... La violencia ►“Cuando me tiraban bombas decían que era un payaso. Hoy siguen los mismos energúmenos en las tribunas. Hay que tener leyes duras y hacerlas cumplir”. Carlos Bianchi ►“Un técnico muy capaz y que tiene un discurso simple, que le llega enseguida al jugador. Sabe explotar al máximo las virtudes de cada futbolista”. El número 1 ►“Para mí sigue siendo Maradona. Todavía no nació nadie para ocupar su trono. De hoy me gustan Zidane, Ronaldo, Del Piero”. Juan Sebastián Verón ►“No es justo que lo hagan responsable del fracaso en el Mundial; falló todo el equipo. Es un genio del mediocampo”. Pablo Aimar ►“Un jugador espectacular que todavía no tocó techo. Me gustaría tenerlo en mi equipo. En realidad, todos lo quieren tener”. Carlos Tevez ►“Tiene dinámica, buena técnica, gol y personalidad. Es el futbolista más desequilibrante que apareció en los últimos dos años”. MIGUEL ÁNGEL BERTOLOTTO
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Diciembre 2017
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