“Atajate ésta, Pablito..." La pelota vuela treinta metros y se incrusta en el ángulo derecho de Pablo Cavallero. Le siguen dos decenas más de tiros libres sin barrera, quince de los cuales tienen el mismo destino: la red. Del otro lado, José Luis Chilavert sacude su zurda una y otra vez hasta que los zumbidos de los pelotazos terminan por saturar al mismísimo Osvaldo Piazza. “¡Basta José! Yo fue suficiente por hoy. Elongá y andá a descansar...”, le grita el técnico al arquero. La mañana se convierte en mediodía en el Polideportivo de Vélez y el paraguayo se prepara para caminar los cuatrocientos metros hasta los vestuarios, rodeado de una corte de chiquilines que le piden fotos, besos y autógrafos. Y Chilavert no esquiva a ninguno. Todos se van con un recuerdo. A su lado, Andrés, un hincha de Vélez que es amigo del arquero, lo acompaña. El frío pasa a un segundo plano. El diálogo entre los dos hombres entibia el clima. —¿Y, José, te vas a Boca? --Ojalá. Yo me muero de ganas por ir. Pero está todo en manos de los dirigentes. Sé que Cirilo habló con Gámez, pero no profundizaron demasiado el tema. A mí me encantaría. —iY Vélez? Acá sos ídolo, ganás bien, no te discuten, no tenés nada más que demostrar... --Vélez es un ciclo terminado. Hace rato que me prometieron que me van a vender y nunca se concretó. Yo entiendo que no es fácil, que al ser el mejor arquero del mundo la cotización no es una pavada. Pero no sólo a Vélez le tienen que cerrar las cuentas, a mí también. —iPero Boca, José? ¿Te parece? La gente no te quiere. Acordate del último partido: te recibieron con una lluvia de huevos... --¿Y? ¿Qué problema hay? ¿Cómo me fui de la cancha? Sacando pecho y sin que me tiraran ni medio insulto, ese no es ningún impedimento. Ya estoy acostumbrado a jugar con los hinchas en contra. —Con el público rival en contra, no con el propio. --Acordate cuando llegué a Vélez en el '92: todos me insultaban porque no atravesaba un buen momento. La defensa no andaba, Ruggeri estaba muy lento y me llegaban fácil. Pero de a poco los fui convenciendo y hoy soy ídolo. —Está bien, pero no es lo mismo. Vélez armó un equipo sólido, con una buena defensa. Boca no está en esa misma situación. --Tienen que hacerlo. Y un buen comienzo es contratando al mejor arquero del planeta. Tienen que romper el chanchito y comprarme. Todos harían negocio: Boca, Vélez y yo. Aparte, otra cosa: ¿sabés cuánto tardaría en conquistar a la gente de Boca? Quince minutos. Al primer tiro libre, sacudo y ya no me discuten más... "Es el club ideal para mí" La llegada al vestuario no es menos caótica que el recorrido hacia él. Otros chicos del baby del club se zambullen a la caza de una caricia del primer “ídolo malo” del fútbol argentino. La barba de tres días ya es un sello en su rostro, tanto como el seño fruncido en pleno partido. Pero ahí, ante la chiquilinada, Chilavert parece otro: sonríe, reparte besos y hasta saca del baúl de su auto importado cuatro buzos para darles a sus admiradores. Después los firma con dedicatoria. Pasa Banegas. “Monstruo...!”, le dice el Negro. Chila le guiña un ojo mientras toma del hombro a Andrés y sigue con el diálogo. --Aparte, otra cosa: al Bambino lo conozco desde hace muchos años. El me debe necesitar para que le ordene la defensa. Sabe que yo tengo experiencia y que no me pesan las responsabilidades. Es el cuadro ideal para mí. —¿Y la oferta de Brasil? --Es seria, la enviaron por fax. Ofrecen cuatro palos verdes y sería para jugar en Botafogo. Una serie de bancos la respaldan. —¿Te interesa? --Por supuesto. Pero me gustaría más quedarme en la Argentina. Acá estoy muy cómodo. Además, si me dan a elegir entre Boca y Botafogo, no lo dudo: me quedo con Boca. —iA pesar de tus problemas con Maradona? --¿Qué problemas? —Bueno, él te hizo juicio por unas declaraciones tuyas. Además... --Lo de Maradona ya fue, forma parte del pasado. El está demostrando que se encuentra en una etapa bárbara: se lo ve físicamente diez puntos. Además, yo siempre dije que era el mejor jugador que vi en mi vida. Con Diego no habrían problemas si se concreta el pase: nos sentaríamos y nos hablaríamos de frente. Los dos somos frontales. —Mirá que él patearía los tiros libres... --No hay inconvenientes. Tiene una historia en Boca y hay que respetarla. Eso no me molestaría. —¿Y cómo lo verías a Boca con ustedes dos en el equipo? --Con Diego y conmigo en el plantel, Boca es campeón, no tengo dudas. Claro que habría que trabajar en varios aspectos. Vélez, por ejemplo, es el ejemplo a seguir. Porque, por ahora, éste es el mejor conjunto. "A Veira lo conozco desde hace mucho. Debe querer que le ordene la defensa”. “No la voy con esta huelga" Pero no sólo de fútbol vive Chilavert. En Paraguay organizó una fundación -que lleva el nombre de su padre- para ayudar a chicos que nacen con labio leporino. Por supuesto, la entidad es sin fines de lucro y José ya se contactó con varios cirujanos que quieren colaborar con su obra. Claro, también lo tiene preocupado el bajón de la Selección Paraguaya. Las críticas que recibió el plantel después de las derrotas consecutivas contra Argentina y Chile crearon un clima divorcista entre los jugadores y el periodismo. --Muchos son injustos. Este equipo va a llevar a Paraguay al Mundial y por dos derrotas les pegan a todos. Ya los vamos a tener cara a cara para hablar. Con el pobre Acuña, se la agarraron equivocadamente. Algún loco le preguntó hasta por cuánto dinero vendió el encuentro contra Argentina. Un disparate total. Hay otro tema que lo pone más nervioso: entrenarse para no jugar. Y eso le ocurrió en estas dos últimas semanas sin fútbol en la Argentina. No fue a ninguna reunión de los futbolistas pero, como de costumbre, tiene una opinión formada. --La huelga es un recurso válido, por supuesto. Pero yo no estoy de acuerdo con ésta. Me siento más cerca de la postura de Maradona: había que seguir jugando y, si el juez dictamina que los muchachos de Español no son libres, ahí sí hacerla. Para mí se apresuraron demasiado los tiempos. —Claro, vos estás peleado con los de Agremiados (le dijo Andrés)... --Pero eso no tiene nada que ver. —¿Cómo que no? Los vas a criticar siempre. --No. Yo digo argumentos. Los dirigentes del sindicato nunca pusieron la cara por mí y la realidad es que no los necesito. Que ellos sepan que no todos los futbolistas somos tontos. Nos hacemos los tontos, que es otra cosa. Además, el periodismo menciona las obras que hace Agremiados, pero no dice que arriba del gimnasio construyeron departamentos que se los ofrecen a los propios jugadores. Acá vino ese Domínguez a comentarnos el asunto, pero mis compañeros son muy inteligentes y están por encima de ellos. ¿Alguien me puede decir adónde van los aportes previsionales que hacen todos los jugadores? Para mí es una incógnita... —¿Y qué opinas del Sindicato Internacional de Maradona? --Me parece una idea bárbara. Si las cosas con Diego mejoran, capaz que voy a alguna reunión. Indudablemente, la agrupación tiene un fin noble. —¿Es cierto que llamaste varias veces al Movicom de Macri? --No, ésa es una mentira grande como la cancha de Vélez. Además, a Macri ni lo conozco. Sólo sé que es un empresario joven y es el presidente de Boca. Nada más. "No cobraré por recuerdos" La tarde avanza en Liniers. Sus compañeros ya se fueron del club. Gabriel Macaya, el preparador físico y uno de los últimos en retirarse, se ofrece para acercarlo a su casa. "Gracias, Gaby. Pero vine con mi auto”. Chila prefiere charlar un poco más con Andrés. Firma un buzo y se cuelga un par de zapatillas -atadas por los cordones, por los hombros. Andrés le dice que lo ve delgado, deshinchado. --¿Y qué querés? Estaba hinchado porque tenía un montón de corticoides encima. Ahora que se me fueron, me siento bárbaro. Pero, ojo, que nunca bajé el nivel. —¿Y si no se hace el pase a Boca? --Fácil: se hará a otro lado. El otro día hablé con el presidente Gámez y me confirmó que no me va a poner trabas para una venta. Acá ya no tengo más nada que hacer. Me tratan bárbaro, es la mejor institución que vi en mi vida, pero el ciclo está terminado. Además, debo hacer una buena diferencia económica. Porque, una vez que me retire del fútbol, nadie me va a dar nada. Y no voy a cobrar por recuerdos. —iNo pensaste en que a la gente de Vélez no le gusta tus ganas de irte? --Ellos me quieren y me entienden. Saben que tanto yo como mis compañeros hicimos grande al club. Aparte, otra cosa: cuando vine a Vélez y dije que llegaba para ser campeón, todos me miraban como a un loco. Bueno, pasaron los años y logramos cosas que ni imaginó el más optimista de los hinchas. Además, es momento de que Pablo Cavallero también tenga su oportunidad. Posee pasta y grandes chances para convertirse en otro ídolo de la institución. Acordate de lo que te digo. El operador subterráneo El nombre de Luis Conde asoma desde el centro de operaciones xeneize. Y Chilavert sólo esgrime una sonrisa cómplice cuando Andrés le pregunta si tuvo algún contacto subterráneo con el veterano dirigente de Boca. Lo cierto es que por los pasillos del Amalfitani se le atribuye una frase conciliadora a Conde: “Dos monstruos del fútbol como vos y Diego no pueden estar distanciados. Si el pase se encamina, yo mismo voy a promover la conciliación entre ambos. Ya hice lo mismo entre Maradona y Macri, y no veo el motivo por el cual ahora no podría solucionar éste”. Pero Chila no lo confirma ni lo niega. A pesar de la insistencia de Andrés, él prefiere apelar a una gambeta. Claro, todo quedará en un saco vacío si el pase al club de La Ribera no se hace. Por ahora, el arquero paraguayo está preparando el aterrizaje. Sacó pasaje, mira el panorama desde la ventanilla y avisa que está sobrevolando La Boca. José Luis Chilavert -por más que le duela a Andrés, su fanático amigo hincha de Vélez-está preparado. Sólo falta saber si la torre de control le da permiso. ¿Habrá pista? Esa es la pregunta del millón... Perdón, la de los cuatro millones. ¿Se puede hacer el pase? El pase de José Luis Chilavert a Boca Juniors no es nada sencillo. Según un sondeo realizado en Liniers y en el club de La Ribera, la cotización del arquero sería una barrera infranqueable. La historia comenzó hace dos domingos atrás, cuando José Cirilo, secretario técnico de Boca, llamó al Movicom de Raúl Gámez, el presidente de Vélez Sarsfield, y le preguntó por la situación contractual del arquero. “Mira, José. Hace mucho que te conozco y te pido algo: sean concretos. Si quieren a Chilavert, hagan una oferta y listo. No demos vueltas ni hablemos de cifras..." Cirilo se despidió y le avisó a su colega que Mauricio Macri se comunicaría con él en los próximos días. Y hasta el domingo 3 de agosto no hubo más novedades. Y eso que los Movicom estuvieron encendidos. ¿Entonces? Boca quiere a Chilavert y el paraguayo desea ir a Boca. Eso está claro. Pero Vélez, y eso también es evidente, no tiene intenciones de desprenderse del arquero. Al menos, no por menos de cuatro millones limpios para el club. Como lo dijo Gámez, el domingo al mediodía: --Vélez está agotado de que se especulen con reuniones que no existieron. —¿Le vendería a Chilavert a Boca? --Si superan la oferta que tenemos del Botafogo de Río de Janeiro, por supuesto. —¿Y cuánto ofrecen los brasileños? --Cuatro millones de dólares. Si Boca lo pretende, que ponga ese dinero y listo. Se quedan con el mejor arquero. Lo qué pasa es que habrán gastado mucha plata en correo y por eso no lo pueden comprar. —En todo caso, ¿Vélez aceptaría a Manteca Martínez, Latorre o Rambert como parte de pago? --No, para nada. Más allá de que esos jugadores nos encantan, únicamente aceptaríamos a Riquelme, La Paglia o Islas, con quienes no tendríamos que firmar contratos millonarios. Lo nuestro no es un plan de ventas, sino una estrategia para bajar el presupuesto. —Macri dijo que ustedes piden locuras... --¿Ah, sí...? ¿Sabés qué pasa? Cuando alguien necesita comprar algo porque le falta, no piensa en hacer negocio. Al menos, así debería ser. La postura de Vélez es firme: pretende bajar sus gastos. Y Chilavert le cuesta al club de Liniers 1.200.000 de dólares anuales. Demasiado para una economía austera. Por eso, la idea es transferir al paraguayo. Aunque, por ahora, lo que mejor asoma es la oferta de Brasil. ¿Y Boca? Por ese dinero ni se sentará a negociar. Eso lo dejó bien en claro Mauricio Macri: Si ponen cuatro millones limpios, se hace”, dice Gámez. "Nosotros creemos que los jugadores de Vélez se merecen lo que ganan. También, se cansaron de dar vueltas olímpicas. Pero si Gámez maneja esos valores por el precio de los pases, nosotros no estamos en condiciones ni de acercarnos. Lo sentiríamos mucho, porque Chilavert es un arquero a la medida de Boca...". Chilavert, por ahora, está lejos de Boca. Pero, como tantas otras de sus hazañas futbolísticas, no hay que descartar un milagro. ¿0 no hay, acaso, un viejo adagio que dice: "El dinero todo lo puede"? M. A. R. Deseos y realidades Tenemos que movernos sin apuro", dice el presidente de Boca, Mauricio Macri, con relación a la dinámica del club para sumar jugadores. A las incorporaciones del peruano Nolberto Solano y del mexicano Luis Hernández, existe una variada lista de potenciales refuerzos: José Luis Chilavert, Gustavo y Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y Claudio Caniggia. Por los Melli existe interés, pero no son la prioridad. La diferencia entre lo que pretende el Lobo y lo que está dispuesto a pagar Boca es de 350.000 dólares. "Es mucho dinero”, disparó Macri. La situación de Palermo depende con exclusividad de que se levante la inhibición que pesa sobre Estudiantes para la compra y venta de jugadores, debido a una deuda con UTEDYC. El gran sueño sigue siendo el regreso de Caniggia. Aunque Rosario Central especula con la vuelta del Pájaro al fútbol argentino, Boca no tiró la. toalla. Como última alternativa se maneja la posibilidad de hacerle una oferta, cara a cara, en Miami. Para ello viajaría, Luis Conde en los próximos días. "Queremos estar con la conciencia tranquila y hacer todo lo que está a nuestro alcance", dijo el vicepresidente segundo. Otro de los que interesa es Mauricio Pellegrino, aunque su nombre está condicionado a la negociación con Vélez por el pase de Chilavert. Pero si los de Liniers insisten con su pedido de cinco millones de dólares por el Flaco, la puerta se cerrará definitivamente. En fin. Boca sigue con su marcha compradora. Hasta ahora, mucho ruido y pocas nueces. Pero el sueño del Dream Team se mantiene. Y tanto Macri como el Bambino Veira no quieren despertar. MIGUEL ANGEL RUBIO
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Diciembre 2017
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