Paraguay le ganó a Colombia en el descuento, con escándalo y… El mundial ’90 está en marcha Un comentario de fútbol no debiera dedicar mayores espacios a los encargados de dirigir los partidos pero, por desgracia, hay algunos árbitros que buscan desesperadamente convertirse en personajes. Y entonces arruinan la fiesta, cambian los colores encendidos por las sombras y nos obligan a nosotros, los periodistas, a dedicarles a ellos los párrafos que debieran estar destinados a los goles, las gambetas y las celebraciones. Eso ocurrió en el estadio "Defensores del Chaco" cuando los seleccionados de Colombia y Paraguay jugaron un partido muy importante, buscando el camino que los lleve a Italia el próximo año. Ese juego estaba destinado a terminar empatado uno a uno, cuando el chileno Hernán Silva, nadie sabe por qué razón, decidió prolongarlo hasta los 95 minutos. En el primer período se habían perdido unos tres minutos cuando un perro invadió la cancha y fue necesaria una persecución de los mismos jugadores para sacarlo, pero el árbitro sólo agregó minuto y medio. El juego estaba sin goles y nadie le dio importancia a ese hecho. Pero ya en la etapa complementaria, tras un empate angustioso conseguido por Arnoldo Iguarán a los 42 minutos, y cuando el público empezó a abandonar el vetusto estadio, decepcionado por ese resultado amargo para el equipo paraguayo, Silva se olvidó de mirar su reloj y dejó correr el tiempo inexplicablemente. Y cuando ya se acercaba al minuto 50 sancionó una pena máxima de René Higuita sobre Rogelio Delgado que sirvió para que Paraguay rescatara ese punto que los colombianos ya se llevaban en su equipaje. A pesar de que los jugadores colombianos, y René Higuita en especial, discuten la falta, yo creo que existió. El excéntrico guardavallas detuvo a Delgado con infracción. Lo golpeó en su cara con ambas manos cuando intentaba evitar un cabezazo del defensor guaraní. Lo que se puede discutir es el tiempo agregado por Hernán Silva. Insólita actitud, pues si hubo alguna pérdida de tiempo (nunca exagerada) fue por obra y gracia de los jugadores paraguayos, quienes se pusieron en ventaja a los 14 minutos del segundo tiempo por intermedio del juvenil Javier Ferreira. José Luis Chilavert venció a su colega Higuita, con un disparo cruzado de pierna izquierda. Ahí quedó liquidado Colombia. Exactamente a los 101 minutos de juego, porque tras la sanción de la pena máxima hubo hechos lamentables. Todo el equipo colombiano fue a protestarle al árbitro Silva, sin agredirlo, hecho acreditado porque no hubo ninguna expulsión, y entonces tropas enteras de policías ingresaron para "poner orden". Fue un caos. Había fotógrafos dentro del campo, periodistas. En un partido por una eliminatoria mundial. Lo más triste fue que los policías agredieron a algunos jugadores colombianos y uno de ellos, el arquero suplente Eduardo Niño -que tampoco debía estar ahí- presentaba un hematoma en las costillas. Fue una tarde vergonzosa. No para la afición paraguaya, que mantuvo una conducta intachable, ni para los jugadores paraguayos que nada tienen que ver con el asunto, sino para el árbitro Hernán Silva. Fue él quien manchó ese hermoso espectáculo llamado fútbol. En el balance global del juego hay que decir que Paraguay fue mucho más que Colombia, a pesar de sus intermitencias y de su escasa productividad. Desde Asunción, Paraguay: FAVIO POVEDA MARQUEZ
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Diciembre 2017
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