La anécdota que queremos compartir con usted, la pequeña aventura periodística que significó concretar la cara de la revista de esta semana. Así la pensamos, así pudimos reunir a César Luis Menotti y sus jugadores. ASI HICIMOS LA TAPA La intimidad del vestuario. Reinoso, Enrique, Higuaín y Bevilacqua se ponen la ropa de River para la tapa de EL GRÁFICO. La idea surgió durante la semana, atrapada por una realidad absoluta: la presentación de César Menotti y las nuevas incorporaciones de River -salvo Siviski, en Australia con la Selección—, era el hecho dominante. El viernes a la noche comprometimos a César, el sábado a los jugadores a medida que iban llegando. Se consiguió la ropa, hubo que esperar que no quedara nadie, algo imposible sin la colaboración de los protagonistas, se hizo. Ahora es nuestra satisfacción, ahora podemos disfrutarla juntos. CRONICA DE UN SUENO QUE EMPEZÓ A las tres y ocho minutos de la tarde de este sábado distinto, César Menotti se paró por primera vez frente a sus jugadores. El presidente Santilli lo presentó: "Como ustedes saben, River es una gran institución, y necesita un director técnico con el prestigio y la jerarquía de quien está a mi lado”. Ya lo había hecho ante la prensa y los directivos el jueves 14, en el acto de la firma del contrato que los liga hasta el 31 de diciembre de 1989: ya había dicho entonces que era un viejo anhelo de River, que el primero en intentarlo fue Aragón Cabrera y después él mismo, más de una vez. Esta tarde de sábado distinta el Flaco estaba de pie en la antesala del vestuario, a su alrededor el cuerpo técnico y los dirigentes, los 19 jugadores sentados en semicírculo: Chilavert, Miguel, Gordillo, Higuain, Borelli, Carlos Enrique, Oldra, Serrizuela, Corti, Palma, Zamora, Alzamendi, Reinoso, Da Silva, Talarico, Panichelli, Zapata, Bevilaqcua y Centurión. Puso las manos en los bolsillos del pantalón negro, descansó sobre la pierna izquierda. Y dijo. "Todos estamos en un club con historia, ustedes como jugadores y yo como responsable del equipo. Debemos ser dignos de esa historia. No defraudar las lecciones que nos llegan del pasado. El hecho de que ustedes estén en este vestuario dice que han hecho méritos, pero de ahora en adelante habrá que respaldar esos méritos con rendimiento: nadie va a jugar por sus antecedentes, sino porque se ha ganado un puesto. Este es un excelente plantel y vamos a tratar de poner a River en los primeros planos; eso lo vamos a conseguir si somos felices, si disfrutamos con lo que hacemos. A partir de este momento, ustedes son parte de una propuesta de fútbol que sea digna de la historia de este club.” Los directivos aplaudieron, los jugadores se pusieron de pie, Menotti le dio la mano uno por uno y en seguida salieron a la cancha, a recibir las fotos y contestarle al periodismo. Ya eran el plantel de River, al que van a agregarse en cuanto vuelvan de Australia, Ruggeri, Siviski y Héctor Enrique. Después de mucho tiempo, por fin, River y Menotti se habían encontrado. El mendocino Daniel Walter Oldra, comprado a Godoy Cruz de Mendoza, marcador central o lateral izquierdo, llegó a las once desde su provincia acompañado por dos dirigentes. Del Aeroparque al estadio, almorzó y esperó en silencio sobre un costado del hall principal. No se podía dar ninguna ventaja. La cita era a las tres de la tarde. A las 2 y 28 estacionó en la playa interna el Renault Fuego de Centurión, y los presentes no se sorprendieron: siempre es el primero en llegar. Y en seguida los demás, los nuevos y los viejos, algunos nerviosos, algunos escépticos, muchos esperanzados, todos ansiosos. Alzamendi con un termo bajo el brazo, Da Silva -los dos acompañados por sendos empleados de la estación de servicio de enfrente, que se llevaron los autos a lavar-, Borelli, Gordillo. .. Ya hay más de trescientas personas merodeando el acontecimiento. Los jugadores que conocen el club van hacia el vestuario por la puerta del maratón, los nuevos eligen el camino más seguro, el hall central. Zamora se cruza con Da Silva y Alzamendi, no se reconocen, no hay saludos. Gordillo intenta una primera frase: "Espero que este año me vaya un poco mejor. Al Flaco lo conozco del Juvenil, sé lo que le pide al jugador y le puedo responder. Ojalá tenga continuidad, es lo que me hace falta". Chilavert baja de un Peugeot 405 con chapa de Luque, Paraguay, dice que está tranquilo. Un hincha le grita, "Cordobés, vas a hacer muchos goles, ¿no?". Lo confunde con Bevilacqua. El paraguayo se da vuelta y se ríe. “Ojalá que no haga ninguno porque yo soy el arquero, si hago van a ser en contra. . , * Las confusiones abundan. A Zamora lo llaman Palmita, los controles no dan abasto, la gente deja de jugar al tenis y se acerca, Santilli y otros directivos esperan en la presidencia, casi no queda lugar para estacionar dentro del club, Hay más de veinte fotógrafos y camarógrafos, incluyendo varios de Uruguay, Paraguay y agencias internacionales. Viene Carlos Enrique, anteojos espejados, campera de cuero negro. Dice, “No hablo, no hablo con nadie, es una promesa”. Pero no resiste mucho. “¿Sabés que venía nervioso, che? Es una experiencia nueva. A los jugadores los conozco, ya nos habremos dicho de todo en la cancha alguna vez. No hay problemas”. Entra. Ya están casi todos los convocados, los que este lunes empiezan la pretemporada en el Hindu Club. Panicheli, un cordobés que viene del The Strongest de Bolivia, Serrizuela, el pibe Talarico, Higuaín, Reinoso. .. Al Pipa Higuaín lo para otro hincha. --Ahora estás en River, decime la verdad: ¿no fue penal el que hiciste la otra vez? --No, en serio... Si me pegó en el brazo fue casual... Se acuerdan del River-Boca, uno a uno, cuando Menotti dirigía a Boca. Hugo Santilli está profundamente entusiasmado, igual que el jueves cuando se firmó el contrato. --¿Se imaginaba esta conmoción? --Sabía que Menotti es un técnico capaz de generar atracción, pero esto supera todos los cálculos. Es lo que debe proponer River como respuesta al reclamo de la tribuna. --¿Y qué va a pasar cuando jueguen? --Eso es impredecible, uno propone el cambio pero no puede gobernar la respuesta de la gente. Tengo confianza, eso sí, mucha confianza. --¿Cómo están las tratativas para refuerzos nuevos? --La más firme es por Basualdo y yo tengo una carta que es Alfaro. Si el precio que pone Newell's es razonable, arreglamos. También estamos hablando con Español por el Puma Rodríguez. --¿Sensini, Jorge Díaz? --Lo que piden no es para este mercado, 500.000 dólares por Sensini y 750.000 por Díaz. Comparando, haber comprado a Reinoso en 260.000 dólares es casi un regalo. Y además, Reinoso va a ser en River un jugador de altísimo vuelo. Se lo llevan. O se va. Hay tanta gente aquí que algunos detalles se confunden. El presidente va y viene, todo es tensión, va a revisar el vestuario y controla que todo esté listo, promete libertad absoluta de trabajo al periodismo, se arregla la corbata... Hace un ratito llegó César Mario Menotti, hijo mayor del técnico, con todo el equipo que está trabajando en un espectacular para la televisión sobre la vida de su padre. Más socios. Más Sábado, siete minutos para las tres de la tarde, el técnico baja del taxi que lo trajo al Monumental. Todo empieza. flashes. Son las 14 y 53 de la tarde. Para un taxi, Dodge 1500. Sorprende. Menotti baja, Cayetano Rodríguez se queda pagándole al chofer, Ricardo Mato. “Subieron en la Recoleta, todavía no lo puedo creer. ¿El otro era Rodríguez?" Menotti camina como puede hasta la presidencia, entra, sale con Santilli y el vicepresidente Osvaldo Di Carlo pocos minutos después. Van hacia el vestuario al que ya están entrando los jugadores. El tránsito por el pasillo se hace difícil. Por ahí anda el kinesiólogo Jorge Arias, no sabe si se queda o se va. El masajista José Gozza, lo mismo. Para acentuar el clima comienza a circular el rumor de que Caniggia tiene una arritmia cardíaca y que el doctor Seveso y un cardiólogo salieron a mil para Italia. Entra Chilavert, los primeros aplausos. La frase más escuchada es: ¿Ese, quién es?". Y las respuestas no siempre son acertadas. Empujones, bromas de momento. Pipa Higuaín y Rogelio Poncini planean cómo volver loco al profesor Dean en los picados que se vienen. Serrizuela se confiesa: "Me estuve escondiendo un poco, no quería aparecer hasta que no se hubiese arreglado todo. River es la meta de cualquier jugador y vengo a pelear el puesto. Menotti no me conoce pero voy a hacer lo mío y ahí veremos cómo me va". Alguien se desmaya, un grupo de socios avisa a los gritos que están abiertas las plateas y sale corriendo, Carlos Enrique comenta que siempre fue hincha de River —y es verdad, la confitería está cerrada por refacciones, Héctor Artico cuenta que está haciendo el curso de técnico, que vino para charlar un asunto personal con el vicepresidente Di Carlo y que esto le hace acordar a lo que pasó con Labruna, cuando volvió al club y renovó el plantel, en 1975. Allá a lo lejos, denunciado por las luces de la televisión y el rumor de voces que crece, se intuye la presencia de Menotti. Dicen que en el camino se le acercó Fabián Galdi, periodista. --César, yo soy de Crónica, en el diario cambió la jefatura de deportes y queremos recomponer la relación... --Contra los trabajadores de prensa no tengo nada, al contrario. Vos vas a trabajar acá igual que EL GRAFICO, Clarín o cualquier otro. Eso sí, si te digo blanco y ponés negro la cosa cambia, ya no te voy a decir nada. Pero si te digo blanco y ponés blanco no hay problema, y si ponés que el equipo jugó mal o yo me equivoqué en algo, tampoco, respeto tu opinión. En el periodismo yo tengo problemas con una sola persona. Ya están. Se escuchan aplausos, se ven pibes en los hombros de sus padres, fotógrafos forcejeando, periodistas desarropados, porteros desesperados. Una radio lo interrumpe al pasar, otra, otra más. Santilli sonríe. Al margen de la organización desbordada, el primer capítulo es feliz. ¿Por qué? Lo explica espontáneamente la reflexión de un socio apoyado en la baranda. “Hay más gente hoy que en varios partidos del Campeonato anterior." Era casi verdad. El Flaco Menotti, primera parte. --Scalabrini Ortiz dijo una vez: cuando a usted le hablan de economía y no entiende, pregunte: si no entiende, pregunte otra vez, si sigue sin entender, le están mintiendo. En fútbol no hay tanto misterio, no hagamos de la táctica y la estrategia algo difícil. El hincha sabe quién juega bien y quién juega mal, aquí la gente aprendió viendo jugar a Pedernera, Sarlanga, Moreno, Sívori, Ermindo Onega, Maradona. . . Si vos querés saber que es jugar bien, salí a la calle, anda a cualquier barrio y preguntá qué fútbol les gusta y cuáles son los jugadores preferidos. Ahí está la verdad. --Yo no voy a fracasar sólo porque River no sea campeón de cada campeonato que juegue. Voy a fracasar si traiciono mi propuesta. Pero no tengo miedo, porque el equipo intentará jugar bien. --Mi satisfacción con las compras sería total si acá estuvieran Van Basten, Gullit, Baresi y Rijkaard, pero tenemos buenos jugadores que tienen los suficientes avales como para ponerse esta camiseta. --Estoy más cómodo hoy que el jueves, cuando firmé el contrato. Los trámites burocráticos mucho no me gustan y en cambio ahora estoy con los jugadores. Yo lo fui y todavía me siento jugador, sigo soñando con meter un gol, por ejemplo… --Me siento feliz por el compromiso que tengo, que mi equipo juegue bien, para la alegría, para la fiesta. Lo mío no es mejor ni peor que lo de otros técnicos, es simplemente lo que yo siento. Quiero que River recupere a la familia, que hoy no viene a la cancha porque tiene miedo. Quiero que River llene la cancha, que tenga un profundo respeto por la pelota y que sea capaz de jugar los noventa minutos que dura un partido. Afuera del vestuario, la espera. Adentro, la charla breve, el hecho simbólico de conocerse que apenas abarcó seis o siete minutos. En las plateas Centenario y San Martín mil personas, quizá más, esperando. Aparece el Tolo Gallego, ya es jugador libre. El jueves a la noche, después de la firma, Menotti respondió claramente sobre el tema. "Lo dejó libre la Comisión Directiva y yo no me opuse. * Se encierran los dos por un ratito, hay que dilucidar si el jugador va a formar parte del cuerpo técnico. Sale, no hay definción. Gallego lamento no poder despedirse jugando, Menotti le contestó que ya nadie juega con volante tapón, nadie en el mundo. Y ante la pregunta periodística que lo relacionó con Daniel Passarella, el Tolo contestó: "No sé si va a firmar, si yo no juego no sé si va a firmar". En la cancha el ex boxeador Carlos Cañete, el empresario Carlos Quieto, muchos amigos que se acercan a saludar, --Chilavert, ¿te vas a portar bien acá? --¿Cuándo me porté mal? --Las hinchadas contrarias opinan que todos los domingos... --¿Sabés lo que querrían las hinchadas contrarias? Que jugara para su equipo... La gente rodea a los nuevos jugadores y a Menotti, los otros se van retirando, EL GRAFICO, con la ayuda de Hugo Santilli, la Comisión de Prensa y el personal de utilería, arregla todo para la producción de tapa. Uno de nosotros le recuerda a Zamora que tiene que cambiarse, y en ese momento se acerca Máximo Sabbag, vicepresidente segundo. --¿Me presentás a Zamora? --Por supuesto. Julio, el señor Sabbag. --Mucho gusto, Zamora. Que tenga mucha suerte en River… Sonrían, todo es posible. Circula una gacetilla del Cuerpo Técnico, informa sobre los 22 que van el lunes al Hindú Club, el plan diario de trabajo y los horarios para el periodismo. Pero hay otra lista, los profesionales que el mismo lunes y también a las diez de la mañana, arrancarán con Cayetano Rodríguez en el Monumental: Vivalda, Rubén Gómez, Perrone, Nicosia, Vittor, Montenegro, Dalla Líbera, Candia, Míguez, Pasceri, Sallaberry y Villazán, más nueve chicos de las Inferiores que recomendó Adolfo Pedernera. Morresi no se cuenta, está casi vendido a Vélez Sarsfield y el futuro del grupo se va a definir en dos semanas, más o menos. ¿Qué más? Los amistosos. El 10 y el 14 de agosto en Buenos Aires contra el Verona de Troglio y Caniggia: “La primera gran prueba”, según Menotti. Y en seguida la gira: el 18 con el Como, el 21 con el Udinese, los dos confirmados. El Flaco quiere cuatro o cinco en total, así que va a completarse con uno en Grecia y dos en Alemania Federal, o Francia, o uno en Chile. Se verá. Norberto Noguera, presidente de la Comisión de Prensa, ya está temblando. "Para esos dos partidos con el Verona los pedidos van a ser impresionantes. Esperamos cancha llena, me voy a empezar a mover con tiempo." River es presente, futuro inmediato, mucha ilusión. Ya son las cinco de la tarde, Menotti, Santilli y el dirigente Mario Israel van para el programa de Badía, que sale todos los sábados desde el microestadio dentro del Monumental. Un socio dice al pasar: "Doctor Santilli, ahora puede aumentar la cuota a 500 australes, pagamos lo que sea". Siguen caminando, el Flaco ensaya una reflexión: "¿Se imagina? Con esa cuota vamos a tener el club para nosotros, podríamos andar en moto..." Lo mira a Santilli. "¿Y usted, por qué no le pidió un adelanto?..." Badía estaba al aire con Guillermo Francella, los vio, anunció la nota y la mandó después del corte. Ya son más de las cinco de la tarde, los seis jugadores elegidos para compartir la tapa se cambian en el vestuario principal. Oldra los mira. Zamora en silencio. Bevilacqua lo mismo, le explicamos de nuevo de que se trata, es amable pero profundamente callado también. El utilero Ferreto les va entregando la ropa y las cajas de botines con el nombre de cada uno. El Loco Enrique dice que está todo fenómeno, pero con botines Adidas no sale. “No puedo, los de Topper me hacen juicio." Reinoso está en la misma situación. Enrique sigue la farra, se los prueba, dice que le quedan grandes, después que le quedan chicos... "La Vieja" Reinoso no lo aguanta más. "Loco, te tenía que soportar en Independiente, vengo acá y estás vos. Que suerte tengo..." La respuesta es inmediata: “Dale, Vieja, si allá los hacía reír a todos". Higuaín y Chilavert hablan cosas de San Lorenzo, ya están listos pero el Flaco no volvió. El arquero mira a sus compañeros y suelta una frase: “No podemos perder, con este plantel tenemos que robar en todo". Y otra vez Enrique, decididamente protagonista: "Vos querés robar? Venite esta noche para Lanús y salimos..." Ya es carcajada general, Reinoso se agarra la cabeza, el Pipa hace un gesto de, "no puede ser". Empezó la convivencia. Piden café, un mate, algo. Viene Menotti. Vamos saliendo. El Flaco Menotti, segunda parte. --Esto me hace crecer en imaginación, acá adentro hay una historia y no alcanza con palabras para ser fiel a ella. Hay que empezar a trabajar lo antes posible. El gran equipo no lo vamos a hacer nosotros, lo va a hacer la gente si nos cree y responde. Si no, va a ser difícil. --Esto que nace no es un nuevo romance, es simplemente una corriente que se puede transformar en afecto. --El único equipo de River que sé es con Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Es el único que tengo seguro en este momento. --Vamos a tomarnos un tiempito para evaluar lo que tenemos, observar las Inferiores y conocernos bien. Después hablamos con los dirigentes. Me da la impresión de que todos le quieren vender jugadores a River. Ya viene Menotti rumbo a la última foto del día. Se cruza con el maestro Cardozo Ocampo, le dice que tiene ganas de escucharlo. Camina rápido junto a los dirigentes, parece cansado. "Estoy mareado, si me preguntan algo ahora ni sé qué contesto." Lo interrumpen autógrafos, buenos deseos, un hombre joven que se le cuelga del brazo, otro que le anuncia socios nuevos... Llega, vamos todos a la cancha. Ya estamos. Menotti mira el campo. "Qué mal está, ¿cómo puede ser?" Lo mira a Higuaín, “Se ve que tomó mucho sol en Francia, ¿eh? Parece un jugador inglés". Y le contesta el Pipa: "No había sol nunca, una vez salió, le saqué una foto y la colgué en el living". Enrique manda un zurdazo al foso, Higuaín y Chilavert bromean sobre si van a hacer el achique defensivo que hacía Boca con Menotti, más de diez dirigentes miran orgullosamente la foto que se va armando, Oldra y Bevilacqua no saben dónde van a pasar la noche. Zamora mira a los costados. "Qué triste es la cancha vacía. . . Enrique y Reinoso se descalzan y le piden disculpas al León Espósito, representante de Adidas. Maffuche y Salto empiezan a disparar sus máquinas, se escucha algún aplauso atrás, Menotti se queja, para no perder la costumbre. "Mirá lo que parezco acá, viejo, con corbata... Me falta un ramo de rosas en la mano... Ya está, vamos quedando pocos. Volvemos al vestuario, Enrique lo nombra a Higuaín capitán. --Dale, Pipa. . . Hablá. --Presidente, Enrique dice si nos pueden regalar las camisetas... --¿Se las quieren llevar? No hay problemas, son 400 australes cada una. Pero claro. Santilli en seguida hace una consulta con el utilero y se las regala. Vamos quedando pocos, el doctor Leali está en el consultorio, Menotti empieza a trabajar. Se acerca a Reinoso, le pregunta - algo, se entera del problema de Oldra y Bevilacqua. --No, acá no se quedan a dormir, la concentración vacía debe ser medio triste. Váyanse los dos al Plaza Francia, cenan y dan una vuelta. Quiero que vean gente. Pipa los lleva y mañana nos juntamos acá. Se quedaron charlando en el vestuario, un sueño de triunfos y trabajo se empezaba a movilizar. Como telón de fondo, con la tarde muriendo y la cancha vacía, quedaron mil imágenes y un puñado de palabras encerrando esta historia breve. El jueves la firma del contrato, el sábado presentación en sociedad, el lunes el trabajo. --River tiene una gran historia, ustedes y yo tenemos que ser dignos de ella. Como los facones del cuento de Borges, después de mucho quererlo, Menotti y River se acababan de encontrar. Por el pasillo del estadio, Santilli y Menotti caminan hacia el vestuario. Con la contratación de Menotti el doctor Santilli vuelve a darle una satisfacción a los socios de River en otro gran esfuerzo por mantener al club en el más alto nivel. LOS JUGADORES Y EL FLACO, LA NUEVA SOCIEDAD Higuaín, Reinoso, Menotti, Zamora, Carlos Enrique, Chilavert y Bevilacqua. Todos recién llegados a River, junto con Siviski, Serrizuela, Oldra y Panicheli, los refuerzos y la conducción para volver a los primeros planos. El grupo viajó el domingo a la noche rumbo al Hindú Club de Don Torcuato, allí entrenará en doble turno durante cuatro semanas. Y a la vuelta, o quizás antes, se hará la evaluación definitiva, que va a incluir a dos o tres incorporaciones aún no definidas. River se pone en marcha. JOSE LUIS BARRIO
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Diciembre 2017
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