En un fallo histórico en nuestro fútbol, la Corte Suprema lo condenó en la causa por la agresión en La Plata; estará 13 meses sin jugar en la Argentina. La última instancia a la que podía recurrir José Luis Chilavert está agotada. La Corte Suprema de Justicia rechazó el recurso de queja presentado por César Arias, el abogado defensor del arquero, y confirmó la sentencia impuesta en 1996, por su participación en los incidentes ocurridos tras el partido jugado entre Gimnasia y Vélez, en La Plata, el 3 de abril de 1994. Dicho fallo condena al futbolista a una inhabilitación de trece meses para actuar en el fútbol argentino. El máximo tribunal, de esta manera, hizo lugar al pedido que hace una semana realizó el procurador general de la Nación, Nicolás Becerra. Luego de cinco años de apelaciones, la causa está definitivamente perdida. Para el jugador de Vélez, sólo resta esperar que se lo notifique de la sanción. Esto quiere decir que el viernes pasado, frente a Huracán, jugó su último partido, y sólo podría volver a actuar en nuestro país en el torneo Apertura 2000. Chilavert fue procesado por “lesiones leves” y la pena confirmada fue de tres meses de prisión en suspenso --que no requiere un cumplimiento efectivo-- y trece meses de inhabilitación el fútbol profesional. Algún camino más le queda por recorrer al arquero, que será presentarse ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; mientras tanto, la pena está vigente y no hay marcha atrás. La pena no le permite jugar en la Argentina, pero sí puede hacerlo en otros países. Y aunque en los últimos meses se acostumbró a seguir en Vélez y comentó que quería terminar su carrera en el club para tener un cargo como manager, Chilavert, de 33 años, espera ahora que los dirigentes cedan en sus pretensiones para echar mano a alguna de las ofertas rechazadas de otros tiempos. La situación que desencadenó este fallo encierra, además, entretelones que son propios de la clandestinidad en la que suele manejarse el fútbol argentino. Aunque esta vez el desenlace fue distinto. Después del escándalo ocurrido en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, los dirigentes de ambos equipos se reunieron para sellar un pacto. “Lo que pasó, pasó. De ahora en más que a nadie se le ocurra presentar una denuncia”, acordó el por entonces vicepresidente de Vélez Raúl Gámez con los dirigentes platenses. Ese día sucedió de todo. Por televisión se pudo ver a Sergio Dopazo pegándole un puñetazo a Roberto Trotta, a Chilavert golpeando a Guillermo Sanguinetti y a más de diez jugadores involucrados en una verdadera batalla, además de allegados al cuerpo técnico y esas personas amigas de vaya uno a saber quién, pero que siempre consiguen un lugar en la cancha. Los momentos de mayor tensión se vivieron en la manga, cuando salían los equipos, pero de esa situación no hay imágenes. Hasta el actual entrenador de Boca, Carlos Bianchi, se fue de la cancha con un apósito en la cabeza, por recibir un monedazo, y comentó con ironía: “¿Ustedes ven algo? No tengo nada en la cabeza... Si en la Argentina nunca pasa nada...” Chilavert no fue expulsado por el árbitro Guillermo Marconi, pero por el informe que el juez presentó a la AFA, el paraguayo recibió una suspensión de siete partidos. Dos días después del encuentro, un empleado de Gimnasia, Fernando Castro, denunció a Chilavert y a Omar Andrés Asad por una supuesta agresión. Semanas más tarde, Castro quiso retirar la denuncia por arreglos entre partes, pero ya era tarde, porque el juez actuó de oficio. En mayo de 1995, el fiscal Octavio Sequeiros solicitó una pena de 18 meses de inhabilitación para el arquero y de 14 para Asad. En una declaración insólita, Sequeiros comentó que la diferencia de cuatro meses fue porque “Chilavert es paraguayo y por lo tanto merece más rigor”. Por el fallo hubo que esperar un año y cuatro meses más. Y en septiembre de 1996 el juez Ernesto Domenech condenó al arquero a tres meses de prisión en suspenso y 13 de inhabilitación. Asad fue absuelto porque no se pudo probar su agresión. Esta no es la única disputa legal en la que se vio envuelto el jugador, ya que hace unas semanas quedó absuelto de una causa por agresión a un periodista rosarino. Así parece terminar la trayectoria de Chilavert en las canchas argentinas, plena de títulos y goles históricos con Vélez, pero también superpoblada de controversias por declaraciones, agresiones y escándalos varios. Y tal vez ése era el único final que encajaba con su explosiva personalidad. El arquero cree en una persecución A comienzos de año, José Luis Chilavert reconsideró su actitud ante el periodismo y resolvió hablar sólo con los medios partidarios. Fue el primer indicio de que no tenía intenciones de pisar el palito con alguna declaración que pudiera complicar aún más su situación en el caso de los incidentes del 3 de abril de 1994, en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata. Además, se preocupó por mostrar una imagen imperturbable, pero sus sentimientos internos fueron gobernados por la incertidumbre y hasta por el miedo respecto del fallo de la Corte Suprema. Hace un mes, en una concentración de Vélez en el Hotel Presidente, el arquero confesó a unos pocos: “Me quieren dar dos años de cárcel por algo que no pudieron comprobar, mientras que a Lino Oviedo, que hizo cosas terribles en Paraguay, le dan protección política”. Ayer, tras conocer la sentencia de la Justicia de boca de Raúl Gámez, el guardavallas se hizo eco de aquel concepto. Con llamativa serenidad, señaló: “En la Argentina, los asesinos como Lino Oviedo pueden caminar tranquilamente por la calle. Por ahí, Oviedo le da mejor imagen a la Argentina que Chilavert jugando al fútbol; sé que esto fue orquestado por sus amigos argentinos que están en el poder. Indudablemente, esto es una persecución política”. Chilavert continuó con su monologo: “Soy inocente, las pruebas en mi contra no existen. Hay cinco videos del partido en La Plata en los que no se comprueba una agresión. Pero el fallo no me sorprende y ya me lo veía venir. Sí me sorprende que la Corte Suprema haya actuado tan rápido con mi caso. Estoy muy tranquilo porque no pegue ni maté ni le robé a nadie”. El guardavallas, que tiene contrato en Vélez hasta 2002, se proyectó a un futuro cercano: “No me mataron, no me cortaron las piernas, tengo las manos bien puestas. Estoy contento porque me hacen un favor con la sanción, que tal vez sirva para que me transfieran al exterior”. Y no se olvidó del abogado Guillermo Marconi, que dirigió aquel partido entre Gimnasia y Vélez: “Es un triste desconocido dentro del ambiente del fútbol que está cerca del poder”. La solución que espera Raúl Gámez El indulto de Menem Agotadas todas las instancias para que Chilavert continúe jugando para Vélez, el presidente de la entidad de Liniers, Raúl Gámez, se aferra a la última esperanza: “Sólo nos queda esperar el indulto del presidente Menem o del gobernador Duhalde”, confesó el dirigente en la puerta de la AFA. Sin embargo, Gámez --afiliado a la Unión Cívica Radical— no dudó en disparar contra el gobierno en declaraciones a Radio Mitre: “El presidente (Menem) quiere transformar a los clubes en sociedades anónimas, y es alguien que está llevando al país a la quiebra; estoy herido porque hasta a Vélez están tratando de perjudicar”. En un comunicado, el ministro del Interior, Carlos Corach, salió al cruce de las declaraciones de Gámez: “Cuando la exigencia de terminar con la violencia en el fútbol constituye un reclamo de toda la sociedad hay quienes, por el contrario, pretenden defender la impunidad y atacan la independencia del Poder Judicial. Es de lamentar que Gámez, en lugar de exigir a sus empleados un comportamiento decoroso, intente proteger a quien transgrede la ley”. Corach explicó que no existe relación entre el asilo al general paraguayo Lino Oviedo con la sanción a Chilavert: “Nada tiene que ver el asilo político concedido en ejercicio de una institución tradicional del Derecho Latinoamericano, con la condena aplicada por la Justicia de la provincia de Buenos Aires a quien incurrió en una conducta violenta en el marco de un evento deportivo”. Preguntas y respuestas sobre el desenlace del proceso Lo intrincado de los vericuetos judiciales, en particular en una causa que, como la que acaba de terminar en un fallo condenatorio para José Luis Chilavert, ya lleva un tiempo considerable, hace oportuno plantear algunas preguntas y respuestas concretas respecto de lo ocurrido y lo que puede suceder de aquí en más. Veamos: —¿Es definitiva la sentencia que obliga a Chilavert a alejarse de la práctica del fútbol en la Argentina? --Si. La Corte Suprema de Justicia de la Nación es el máximo tribunal de la Justicia argentina. No existe, por encima de él, ninguna otra instancia para apelar la decisión conocida ayer. —¿Puede el arquero recurrir a algún tribunal internacional? --Si Chilavert considera que en su caso está siendo violado alguno de los derechos humanos consagrados en el Pacto de San José de Costa Rica --por ejemplo, su derecho a trabajar--, podría recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y denunciar al estado argentino por haber administrado mal la justicia, de cuya aplicación es garante. —Una apelación, ¿puede interrumpir los efectos del fallo? --No. Los efectos de una sentencia (ir a prisión, pagar una multa o, como en el caso en cuestión, la inhabilitación para jugar al fútbol) entran en vigor desde el momento en que dicha resolución queda firme. En rigor, Chilavert ya gozó de un “tiempo de gracia” porque, según la ley, su inhabilitación está vigente desde el momento en que la Justicia rechazó el recurso extraordinario que presentó oportunamente su abogado defensor. —¿Qué diferencia hay entre ese recurso extraordinario y el de queja, que ayer rechazó la Corte Suprema? --Chilavert llegó al máximo tribunal interponiendo una queja (a raíz de habérsele denegado el primer recurso). La presentación de esta queja no interrumpe los efectos de la sentencia. —¿Existe alguna manera de que la sentencia que ayer quedó firme quede sin efecto? --Únicamente si el presidente Carlos Menem indulta a Chilavert, el arquero estará en condiciones de retornar a las canchas. —Qué ocurre con los tres meses de prisión en suspenso que incluía la sentencia? --Como se expresa en el fallo, se trata de prisión en suspenso, es decir, no de cumplimiento efectivo. Pero si durante el lapso que dura la condena, Chilavert comete otro delito y --es procesado por él--, no podrá ser excarcelado e irá a prisión. —¿Lo decidido ayer por la Corte significa alguna modificación sobre la sentencia? --No. La Corte sólo se limitó a rechazar la queja, para lo cual no está obligada a detallar los fundamentos. La sentencia se mantiene tal como fue dictada Ernesto Domenech y confirmada por la Cámara de La Plata y la Suprema Corte Bonaerense. JUAN MANUEL TRENADO
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Diciembre 2017
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