Los secretos del BICAMPEÓN Argentino. Cuando en 1993 Carlos Bianchi dejó Francia para volver a Vélez Sarsfield comenzaba a fraguarse el proyecto futbolístico más importante y exitoso de los últimos años en el fútbol argentino. Bajo su conducción, el cuadro de Liniers obtuvo tres títulos locales, la Copa Libertadores y la Intercontinental. Ni siquiera su partida a la Roma truncó el rumbo. Vélez, con Osvaldo Piazza como DT en las cuatro fechas finales, y un gigante como José Luis Chilavert en el arco, obtuvo el Clausura '96, imponiéndose a los favoritos de siempre. Vélez Sarsfield probó con casi todos los técnicos de nivel del fútbol argentino, pero no lograba arrimarse al título que ansiaba desde que en 1968 conquisto el antiguo campeonato Nacional. Hasta que en 1993, el vicepresidente del club, Raúl Gámez, decidió ir a buscar a Carlos Bianchi, el mayor goleador en la historia del club (206 tantos entre 1967-73 y 1980-84) y figura respetada en el fútbol francés. Bianchi asumió el desafío, apostando a las inferiores del club, dejando de lado la política de comprar mucho y caro. Casi sin pensarlo, los resultados vinieron de inmediato. Vélez ganó el Clausura '93 y accedió a la Copa Libertadores '94. Fue en el mayor certamen continental de clubes que el cuadro de Bianchi sacó patente de grande. Desbanco a Sao Paulo en la final, venciendo en definición por penales, para luego superar en la final Intercontinental al todopoderoso Milán, en una de las grandes sorpresas del último tiempo. “Uno de los méritos de Vélez fue no resentirse cuando Bianchi y Trotta emigraron a la Roma”. “Chilavert resultó figura determinante. Atajo y convirtió goles claves para el título”. De ahí en más, el equipo no paró. Se instaló entre los protagonistas del fútbol trasandino, logrando a fines del año anterior el torneo de Apertura 95-96, para completar el doblete con el Clausura. Un resultado notable, si consideramos que en el Apertura perdió tres encuentros consecutivos, cuando Boca Juniors tenía la primera opción. En este Clausura el favoritismo otra vez corría por cuenta de Boca, pero Vélez supo torcer la historia. Sobre todo cuando vio partir a Carlos Bianchi, su creador, a escasas cuatro fechas del final del torneo. Fichado por la Roma, junto al zaguero y puntal, Roberto Trotta, el calvo entrenador dejó como heredero a uno de sus grandes amigos, Osvaldo Piazza. Ambos se conocieron en la selección argentina en 1972, cuando Piazza defendía en Lanús y Bianchi hacía goles en Vélez. Emigraron casi al mismo tiempo a Francia, donde la amistad se afianzó, para volver juntos a Vélez a fines de la década de los '70. Cuando Bianchi se hizo cargo de Vélez, lo primero que hizo fue traer a Piazza, en ese momento en Almirante Brown, a las divisiones inferiores. El surgimiento de figuras del nivel de Posse, Pandolfi, Banegas y Camps avaló el trabajo de Piazza. Después, cuando se hizo cargo del plantel, y las dudas asomaron luego del empate sin goles frente a Argentinos Juniors, recibió el respaldo de los futbolistas, refrenando con el inobjetable triunfo por 4 a 1 sobre San Lorenzo de Almagro. “El trabajo de divisiones inferiores es una de las fortalezas del equipo de Liniers” Tuvo una columna inmensa en el arquero José Luis Chilavert. El paraguayo puede definirse como el prototipo del golero que gana partidos. Y también campeonatos. Anotó tres goles: uno de 60 metros a Germán Burgos; y dos a su archienemigo, Carlos Navarro Montoya. Pero también, cuando tuvo que atajar, no defraudó. En el encuentro decisivo, cuando peligraba el campeonato, atajó un penal sobre la hora a Jorge Luis Burruchaga, sacando patente de gigante. Por algo Bianchi suele decir que “Chilavert es uno de los cinco mejores arqueros del mundo. Ahora que me avisen donde están los otros cuatro, porque no sé quiénes son”. Pero Vélez no fue sólo Chilavert y sus técnicos. El equipo del Fortín tuvo primero a Trotta y luego a Banegas y Pellegrino como solventes marcadores centrales. En los costados la eficiencia del Chino Zandoná y el Pacha Cardozo fueron una garantía. Pero la mayor fortaleza estuvo en su tramado de mediocampo. En esa zona se hizo fuerte Marcelo Gómez, un volante central de notable recuperación, que tuvo como colaboradores a Marcelo Herrera y Christian Bassedas por las bandas derecha e izquierda. Ambos generaban fútbol por los costados y llegaban al gol, especialmente el primero, uno de los goleadores del equipo con 7 tantos junto a Patricio Camps, el émbolo entre los volantes y los delanteros. Arriba, lamentando al lesionado Omar Asad, encontró en los jóvenes Martin Posse y Fernando Pandolfi a los acompañantes justos del mortífero José Oscar Flores, uno de los mejores delanteros del torneo. Claves de un cuadro ganador, que ya está en la historia grande. VÉLEZ NO VENDE A CHILAVERT La directiva del club Vélez Sarsfield, que acaba de ganar el torneo de Clausura del fútbol argentino, no está dispuesto a negociar el pase del portero paraguayo José Luis Chilavert. Extraoficialmente se supo que el golero tenía suculentos ofrecimientos de clubes europeos, aunque la oferta de River Plate, equipo que dispuso de 3.5 millones de dólares por el pase del golero, aún resuena en las cabezas de los directivos de Liniers. DANILO DÍAZ
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Diciembre 2017
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