Ante 20.000 hinchas, y con varias glorias del fútbol, José Luis Chilavert tuvo su partido despedida. Se fue. La leyenda se retiró, aunque cueste aceptarlo. El hombre que marcó un antes y un después en aquellos osados que deben evitar goles ajenos con un par de guantes como defensa. El de los goles inolvidables; el de los tiros libres. El de las polémicas, también. El que hizo un culto de la soberbia, con el éxito saboreado a cada paso. Se fue José Luis Chilavert, un auténtico ganador: “Estoy emocionado. Me retiré con los grandes de América”, dijo el protagonista de una historia inolvidable, que a los 39 años tuvo su partido despedida, jugado en el estadio de Liniers, su segunda casa, entre un combinado de estrellas y la base del Vélez campeón mundial en 1994. Cerca de 20.000 hinchas --de Vélez y admiradores del paraguayo — se emocionaron con Chilavert, ovacionado en todo momento, como cuando, por ejemplo, se dio el gusto de marcar un penal, su especialidad, ante otra leyenda como René Higuita. Fue una constelación de estrellas en el barrio que se revolucionó con sus atajadas y los títulos de aquellos años noventa. El campeón del mundo, aquel que contó con el Turco Asad, el Turu Flores, el Rifle Pandolfi y tantos otros, fue dirigido por Carlos Bianchi, el otro dueño de la noche. “Va a volver”, grito el público, con esperanza. Del otro lado, dirigidos por Carlos Bilardo, actuaron Enzo Francescoli, Carlos Valderrama, Alex Aguinaga, el Beto Acosta, Leonardo Astrada, Marco Etcheverry y otras páginas brillantes del fútbol de esta parte del mundo. Y el match, apenas una excusa, finalizó 2-1 para Vélez. Envuelto en dos banderas, una paraguaya y otra argentina, el arquero pisó el césped a las 20.30, minutos después del show que lidero Adrián Otero, líder de Memphis, y el despliegue de la Murga Fortineros de Corazón. “Dios es amigo mío, por eso paró la lluvia para esta fiesta”, dijo Chilavert cuando llegó al estadio, fiel a su estilo, que no modificó, más allá del tiempo. Campeón en Luqueño, su primer club, en Racing de Estrasburgo y Peñarol, de Montevideo, sus años en Vélez quedaron marcados a fuego, liderado por el símbolo que llevó a un club de barrio a ser el mejor del universo. “No es el Loco ni el Pato, es el famoso Luis Chilavert”, cantaron los hinchas, que ya pidieron retirar la camiseta Nº 1. Y hasta solicitaron sacar el arco que da a la tribuna visitante, aquel que gozó con el gol a Germán Burgos, la noche del tanto desde 60 metros. Quieren ponerle el nombre del paraguayo e instalarlo en un pequeño museo en la Villa Olimpica. Chila ensayó con un tiro libre antes del penal marcado con suavidad a Higuita. Dio una vuelta olímpica. Repartió plaquetas a sus ex compañeros. Y cuando la recibió Carlos Bianchi fue otro de los momentos más esperados. Se divirtió a lo grande. Tuvo su mágica noche, la última, la más emotiva, José Luis Chilavert. El arco lo va a extrañar... ELOGIOS DE LAS FIGURAS INVITADAS Las estrellas que se presentaron en Liniers se divirtieron en la despedida de José Luis Chilavert, a quien elogiaron por su exitosa carrera. “Estoy orgulloso de estar acá, porque Chilavert es un ganador y un referente del fútbol de América del Sur. Es un grande de verdad”, comentó el chileno Iván Zamorano. “Es un momento triste, porque se retira, pero a la vez feliz, porque es un encuentro entre amigos. A mí en cualquier momento me va a tocar”, advirtió el ecuatoriano Alex Aguinaga. “Las despedidas son tremendas. Me acuerdo de él cuando llegó a San Lorenzo y compartimos muchas cosas”, señaló el Beto Acosta. Sus ex compañeros de Vélez hablaron de Chilavert con emoción. “Se va un gran motivador”, dijo el Turu Flores. “Vivimos cosas inolvidables”, conto Cristian Bassedas. El DT Carlos Bianchi, en cambio, prefirió no hablar. En Números 39 años. Nació en Luque, en Paraguay, el 27 de julio de 1965. 15 años tenía en su debut para Sportivo Luqueño. 13 títulos nacionales e internacionales logró en su carrera en Paraguay, la Argentina, Francia y Uruguay. El más importante: la Copa Europeo-Sudamericana de 1994 con Vélez. 62 goles marcó en su trayectoria: 48 de ellos fueron para Vélez. Si se contabilizan las definiciones por penales, son 70. 3 tantos le anotó en un partido a Fabián Cancelarich, arquero de Ferro, en 1999. Fue récord mundial. 77,6 es el porcentaje de efectividad en los penales ejecutados. 13 penales falló: 12 fueron atajados; el restante, desviado. 60 metros fue la distancia del remate que venció a German Burgos, su gol más recordado, en el éxito ante River por 3-2, el 22 de marzo de 1996. 3 veces fue elegido como el mejor guardavallas del mundo en 1995, 1997 y 1998. DIEGO MORINI
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Diciembre 2017
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